nao

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¡Quén dera ser nao senlleira Bouza-Brey
n-aquel mar non presentido
das ja mergulladas terras!
Sen ceo, sen astros, sen vento,
sempre â toa pol-as ondas
deitado no esquecimento,
nin andar nin desandar,
nin ter outro coido acedo
que leijarse ir pol-o mar…
¡Quén dera ser nao senlleira!
Sen fito –estrela nin porto–
¡ser eu a propia ribeira!

Fermín Bouza Brey

nullafacenti

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Chi vive oziosamente o non lavora. Es sinónimo de otra palabra igualmente sonora, fannullone, aunque el español también tiene términos y expresiones muy ilustrativos a la hora de referirse a los que no tienen oficio ni beneficio: bueno para nada, parásito, o mi favorita bala pérdida.

Alla proposta di individuare i dipendenti pubblici totalmente improduttivi e di incominciare a tagliare lì, piuttosto che tagliare sugli investimenti o sui servizi pubblici che funzionano, i sindacalisti del settore hanno risposto, come previsto, con un «no» secco: niente licenziamenti; semmai «mobilità» e incentivi. Però hanno riconosciuto che il problema esiste, e in misura non trascurabile. Questo è già un passo avanti notevole: tutti dunque concordano che nell’amministrazione pubblica c’è una quota rilevante di nullafacenti.
Pietro Ichino, Corriere della Sera

nomeolvides

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Género de plantas perteneciente a la familia Boraginaceae. Hay cerca de cincuenta especies con gran variación entre ellas, sin embargo, la mayoría tiene pequeñas flores de un centímetro de diámetro con cinco pétalos azules que crecen en los extremos de los tallos en ramilletes. Son muy populares como planta ornamental. Generalmente perennes, gran parte de las especies son endémicas de Nueva Zelanda. También se pueden encontrar en las zonas de alta montaña de Tenerife.

 

En el lenguaje de los sueños, esta flor recuerda que lo prometido debe cumplirse, o que el presente es consecuencia de la conducta y de las promesas del pasado».

 

El humo de mi cigarro tiene tus curvas. Eres un cáncer enquistado en la memoria. Le pido consejo al doctor de guardia que limpia vasos al otro lado de la barra. Me receta tequila y cerveza. Asomo la cabeza a tu balcón. Acabas de apagar la luz. Pido otra ronda. Si consiguiera emparejar mi Bluetooth con el tuyo, podría trepar por las ondas de nuestros móviles hasta tu balcón. “Rastrear dispositivos”. Ahí estás. No me atrevo. Pido otra ronda. El doctor me dice que no, que va a cerrar. Salgo de ahí y me meto en mi taxi. Estoy demasiado borracho de amor para conducir. Me acurruco en el asiento trasero. Hace frío. Tal vez, si consiguiera soñar lo que tú sueñas, podría entrar en tu cabeza, formatearla y empezar nuestra historia de cero. Enciendo otro cigarro. Me trago el humo de tus curvas. Soy un cáncer enquistado en tu memoria.

Daniel Díaz. El humo del recuerdo.